[blockquote]Un camino libre para la imaginación.[/blockquote]
Estoy en pleno corazón de La Barra, precisamente en la calle “De los silencios” este sitio que hoy transito hacia el taller de Elina Damiani, tiene el color de un barrio tranquilo, apacible. Si miro hacia atrás veo el océano azul intenso y siento en mi cara la ternura de este sol de invierno.
Al llegar a su casa-taller, el color me invade. Desde el verde de su taller hasta las maderas, antigüedades, artesanías que pueblan este espacio de arte.
Sentadas, rodeando la calidez de la estufa donde crepitan troncos, charlamos.
INICIOS
Elina nació en Montevideo, estudió idiomas, dio clases en UTU. Recuerda su infancia en el campo, en el tambo de Parada Urioste en Florida. Me dice: “Soy un ejemplo de los que han elegido para vivir este país. Al haber vivido siempre en el mundo del arte y de la pintura, he encontrado fuerzas para salir adelante, a pesar de las crisis.”
Instalada desde el 2000 en La Barra de Maldonado, no deja este lugar aunque sus hijos la llamen a Montevideo. Aquí vive y sueña una mujer-artista, con los pies en la tierra y su mirada hacia un barrio único, especial, que la hace reír, mientras escucha música clásica y trabaja. “Ya en 1984 mi padre vendía mis maderas, en el RESCATE (casa de antigüedades en la Ruta 10, primera en instalarse en estos lugares). —Y agrega: […] Soy autodidacta. Empecé a incursionar en temáticas del campo en maderas que reciclo y pinto con óleo o acrílico. […] La materia prima (madera) tiene que ser vieja. Reconstruyo muebles y los pinto de forma tal que hasta los europeos se los llevan.”
PROYECCION
Muebles, cuadros, pájaros, marinas, que le encargan o que la inspiran para complacer a su clientela. Muchos argentinos vienen siempre a llevarse algún objeto, o a encargarle obras con temas que prefieren: viñedos, olivares, árboles nativos… “Mis hijos son artesanos y me traen trabajos, lámparas, objetos de madera. Mi hermana diagrama y construye animales en latón, con color, mi padre hace faros, así que esto es una empresa casi familiar.”
Sin duda Elina Damiani es una artista Naif, ya que este es el de los aficionados por el hecho de no dedicarse a la pintura como actividad principal, sino al margen de sus respectivas ocupaciones. No tuvo formación académica, es autodidacta — como ella misma se define —. También se les llama a estos artistas, impulsores de un arte ingenuo, pero no considerado peyorativamente, sino ligado a la búsqueda de la simplicidad. Su visión está exenta de artificios.
Su arte refleja la tranquilidad interior que posee. Los contornos de sus flores, de sus barcos, de animales en el campo, son definidos con extraordinario colorido. Pintura detallista y minuciosa donde logra un potencial expresivo importante. No es real lo que pinta, no copia de la naturaleza. Sus intereses temáticos se centran en flores y paisajes, y por supuesto el mar, el campo, que desarrolla a partir de un lenguaje de gran ingenuidad e importantes dosis de fantasía, como consecuencia de su formación, emplea armónicos y sutiles colores. Da así a sus obras cierto grado de irrealidad.
TRASCENDENCIA
Trabaja para decoradores famosos. Su obra tiene destinos importantes: no sólo Uruguay y Argentina, sino a Hamburgo por ejemplo han llegado. “Hice una exportación para Alemania: marinas y pájaros”. Me cuenta. También a Francia, Italia, Inglaterra. En América, además de los citados más arriba, a México y EEUU. Ya es un clásico de La Barra, su Taller-Hogar: está su obra, la de algunos familiares, curiosidades para todos los gustos y antigüedades.