Conocí a Álvaro en una de las exposiciones que realizó en Punta del Este. Es una persona amena, con una cultura extraordinaria: Grande y esbelta como él. Luego me he mantenido en contacto tanto con Virginia Patrone como con Álvaro, en la certeza de que cada un tiempo aparece por acá.
En una de esas charlas que mantuvimos un verano, me dijo hablando de su obra: “Algunas veces, al volver la mirada compruebo que la senda ha sido recta, o cuando menos de buenas curvas.
Hace algunos años que noto que he estado pensando en Grecia, hace más aún que he pensado sólo en mujeres. He padecido la forma alegórica. El estupor, algunas formas del pasmo y la más bellaca obsesión, parecen ser el estado más apto para la creación. Esto es mi declaración.”
INICIOS
Álvaro Pemper nació en Montevideo en 1965, de modo que perteneció a la época más dura en cultura y cuestiones sociales terribles: desapariciones, muertes, ocultamientos, todo, lo que implicaba la dictadura cívico militar.
Vivió el despertar en 1985, así que su formación fue casi autodidacta. Según sus palabras producían “excesivamente descriptivas escenas monstruosas, fruto de la devoción teratológica de un adolescente”, aquí abordaba temáticas como el hermafroditismo, la deformidad y la zoomorfosis, dibujadas a lápiz con una minuciosa técnica.
En 1995, en su necesidad urgente de pintar, ingresa al Taller de Hugo Longa. Hasta ese momento lo único con lo que había trabajado además de los lápices, era la acuarela.
En el Taller de Longa, Pemper comienza a usar el collage.
Su abordaje fue en formatos enormes, en papel, de por lo menos 200cm por 150cm.
TRAYECTORIA
Siguió su camino y encontró el Taller Buenaventura, junto a Virginia Patrone, Carlos Musso y Carlos Seveso, a los cuales le unía una afinidad en lo que hacían y el manejo del óleo y el acrílico.
Allí desarrolló lo que siempre había esperado hasta ese momento: la mitología clásica.
Tomó sobre todo el mito de Leda y el Cisne. Luego seguirá los desnudos, contenidos en ámbitos íntimos. En estos casos uno de los artistas que más ha observado Pemper es Gustav Klimt, tanto por su tema como por la temática y el uso cromático de los dos.
Hay una excesiva puesta de pintura en estas obras ( acrílicos, lápices de color, tintas, pasteles, óleos, y ceras).
Le da así un subido tono a su paleta para que la impresión del erotismo de las poses y el fondo vegetal promuevan la voluptuosidad.
Las contorsionistas son casi todo lo contrario, son cuerpos que ensayan poses no expuestas hasta ahora: en cada obra existe la intención de contener la mayor cantidad de cuerpo femenino posible.
TRASCENDENCIA
Desde muy joven ilustró para la prensa, en la edición dominical de El País de Montevideo, en la Revista Vera Donna, en libros entre los que se destaca “El Cid”.
Sus obras se encuentran en numerosas colecciones privadas tanto en Europa como en América.
También en Instituciones estatales, Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, la pinacoteca del Palacio Legislativo, en el Banco República y la Intendencia de Montevideo.
Ha obtenido premios entre los que destaco: Gran Premio del Salón Municipal de Montevideo (2000), el Primer premio en el Salón Municipal, durante dos veces. Representó a Uruguay en la Bienal de Cuenca, Ecuador, en la de Valparaíso, en Chile, en Río de Janeiro, San Pablo, Porto Alegre; en Buenos Aires
Vive en Barcelona, España, donde desde hacer más de una década, expone, enseña y es reconocido en un mundo tan pleno de artistas, donde cada día hay alguien que asoma su arte y es reconocido. Pemper es un uruguayo que triunfa en un lugar de Europa especial, nada menos que en Barcelona y continuamente se le requiere desde su patria para que nos muestre en qué está su pintura, tan única, que nos asombra y a la que hay que observar muy detenidamente para entender su mensaje.