CONJUNCION DE ESPACIO Y COLOR.
Admiro el trabajo de Águeda. Con sus manos crea arte que sensibiliza, frágil y a la vez lleno de fortalezas. Transmite su vital creación en el taller donde encontramos: metales, mallas, arenados, vidrios, maderas, troncos, bulones, remaches, alambre de cobre, clavos, que luego serán maravillas para quienes vean sus obras terminadas.
Conozco a Águeda desde hace mucho tiempo, me emociona su obra como a casi todos los uruguayos y los visitantes extranjeros que se llevan sus obras.
Es una mujer dulce, con mucha fuerza interior que deja entrever en sus trabajos, en horas incansables de su vida. Sus ideas contienen un dominio de técnica insuperable. Verla en su taller con los hornos al fondo, lleno de materiales manipular lo que necesita, parece que visitáramos un lugar mágico.
Es una mujer delgada y de estatura media, por eso nos asombra aún más la potencia y su destreza física para lograr esculturas pesadas con materiales que ella parece elevar sólo con mirarlos. Es que su vida está marcada por la fuerza más espiritual que física, que ella dice heredar de su padres, inmigrantes italianos, que, como muchos buscaron refugio en nuestro país.
INICIOS
Nació en Montevideo. Estudió en Bellas Artes.
Realizó cursos de cerámica en la Escuela Pedro Figari de la Universidad del Trabajo. Más tarde entró en el Taller de Eduardo Yepes.
Obtuvo una Beca de la OEA para estudiar cerámica en México en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Metales y orfebrería en este Instituto y cerámica y esmaltes en la Escuela de Diseño y Artesanías en esa ciudad.
Ha trabajado el vidrio como elemento primordial de su hacer.
Lo emplea tal como lo encontramos en todas partes, para alterarlo, mediante el fuego y llegar a formas orgánicas, cuando pierde su rigidez. De acuerdo a las formas que modeló en “la cama” deja enfriar, queda impresa esa huella de escultura, logrando así romper con la fragilidad y dando una dimensión espacial. Usa la madera para sostener o ampliar su creación. A veces el vidrio es opaco, otras trasparente, otras con colores oscuros o brillantes rojos y azules que iluminan la obra y nos llaman a reconocer una experiencia única.
“Águeda Dicancro, a quien a esta altura se le puede denominar un “tesoro” nacional, es para la mente de esta autora, un modelo de artista inclasificable como profeta de la estética… En su enfoque de los materiales y los proyectos es una rebelde espiritual. Al igual que Rodin o Raphael, los valores de Dicancro son las “lenguas mágicas” de obras de arte de proporciones monumentales.” (Virginia Robinson).
TRAYECTORIA
Viaja a Nueva York a seminarios y encuentros con otros artistas que la marcaron profundamente en su hacer.
“Cuando hice una serie de cabezas con rayas y metal adentro, como radiografías, realicé noventa muestras para llegar a lo que realmente quería. Dice como si hubiera hecho pompas de jabón.
Cuando en 1985 fue invitada junto a otros cuatro artistas a exponer en la Bienal de San Pablo como debía hablar del hombre y de la vida, “Puse discos rojos, vibración, estábamos en cambios sociales grandes y fue ahí donde me di cuenta que podía comunicar sentimientos colectivos.”
“Me gustan las esculturas, que la gente las habite, que convivan.
En su trabajo aparecen formas femeninas, como espirales, muy sensuales. “La espiral la uso como signo de vida, de vitalidad.” Aclara.
Se las ingenia para realizar obras, instalaciones de contenido alegórico, que están unidas a la realidad que vive o al momento histórico. Así cuando recuperamos la democracia hará ese “tendedero de ropa” donde con planchas de vidrio blanco semejó las sábanas que ponemos a secar, símbolo de mostrar la intimidad, la alegría del pueblo por el final de la catástrofe dictatorial.
Otra de sus obras más elogiadas fue la serie de “Arborescencias” en la que crea un bosque: imágenes cambiantes en el vidrio metalizado. Es un enorme rompecabezas a recomponer.
Fue invitada a la Bienal de Venecia en 1993 donde presentó un bosque diferente porque se dio cuenta que allí no la entenderían como lo hacían en Latinoamérica. En este caso su bosque fue de gigantes.
En este siglo nos volvería a representar en la Bienal de Venecia.
PROYECCION
Su proyección es internacional. Hay obras suyas en Rusia, en Francia, en Japón, China, Italia, Alemania, México, Argentina, Brasil, Venezuela, EEUU…
En el Banco Interamericano de Desarrollo, en la Sede de UNESCO en Paris, en San Pablo, en Porto Alegre, en lugares emblemáticos para el mundo su obra está presente.
Ganó premios en cerámica, como el de Faenza (Italia), y el premio Ford en México. Recibió la medalla de oro de la Comuna de Roma, Primeros premios en Punta del Este y en el 2002 el Premio Figari.
En el edificio de ANTEL, en La Torre de las Comunicaciones, está una escultura en acero y vidrio. En el Edificio Presidencial de la Plaza Independencia, en la entrada del Directorio de UTE, en la estancia Vik, en el Museo de Arte Contemporáneo y en la Fundación Atchugarry de Manantiales. Coleccionistas de artistas reconocidos tienen exposiciones particulares de sus obras.
Algunos artistas, sobre todo escultores, quizá no los uruguayos, buscan el Arte Pop Águeda Dicancro sigue siendo la defensora de obras que nos colman de belleza, de orgullo, dada la naturalidad que encierran y la vitalidad que nos muestra.