[blockquote] Le Corbusier en Maldonado. [/blockquote]

No es una ilusión, se asemeja a una realidad si se quiere cuasi virtual. Los hombres y mujeres perduran a través de sus obras, de sus construcciones. Por eso Le Corbusier, con sus óleos, esculturas, tapices, dibujos, grabados, litografías, muebles y maquetas está hoy, en una temporada veraniega, en Manantiales, en nuestro departamento. En la Fundación Pablo Atchugarry, se expuso: “Le Corbusier pintor, diseñador, plástico y poeta”. La Muestra está integrada por ciento veinte obras provenientes de Zurich, Suiza; del Heide Weber Museum-Center Le Corbusier.

¿Quién es este artista? Quizá todos tengamos su nombre asociado al arquitecto de la modernidad. El que realizó la nueva capital del Punjab, Chandigarth (India); el que sorprendió y sorprende al mundo con la capilla de Notre Dame de Ronchamp. O la hermosa embajada francesa en Brasilia o tantas obras arquitectónicas ubicadas en todo el planeta.

Museo Weber

Le Corbusier nació un 6 de octubre de 1887 en La Chaux-de-Fonds, Suiza francófona. Su nombre es Charles Eduard Jeanneret (adoptará el nombre Le Corbusier en 1920, un pseudónimo humorístico por su alusión al cuervo, del apellido de su abuelo materno Lecorbésier).

ESTUDIOS

Estudió grabado y cincelado en la Escuela de Arte de la ciudad suiza donde nació, luego se dedicó a la pintura y a la arquitectura.

Le Corbusier. “Modulor”

MADUREZ

La fase fundamental de su creatividad transcurrió en Paris. Viajero infatigable, difundió por el mundo sus ideas revolucionarias en la construcción.Visitó Montevideo en 1929, dio conferencias en la Universidad de la República. Según anécdotas de la época y diseños que mostró Miguel Battegazzore en su charla sobre este artista, sugirió demoler la Ciudad Vieja y en vez de edificios altos, construir rascamares, edificios que descenderían hacia el Río de la Plata, como cascadas. Y el resto el verde que tanto lo impresionó. En 1915 desarrolló su idea de los pilotis, soportes donde descansan los edificios. Los podemos apreciar en la maqueta del Museo de Zurich, que se expone. Los pilotis sostienen el techo, que semeja un movimiento de velas de barcos, independiente del resto de la edificación. En 1960 Weber, amiga del artista, especialmente en los últimos años de su vida, le encargó ese edificio para transformarlo en centro de arte.

EXPOSICION

La exposición de la Fundación Atchugarry está montada de acuerdo a la concepción que el propio artista ideó para que se mostrara su obra: el Modulor, un sistema de medidas basado en las proporciones humanas con el que está construido el Museo Weber. Por eso, los visitantes encontramos los cuadros colgados a un nivel un poco más bajo del que estamos acostumbrados. Según Battegazzore para obligarnos a atender la obra, inclinarnos lo suficiente para apreciar lo expuesto. En las paredes vemos una línea que marca la altura de 2,26m que es la medida con la que está modulado el Museo que ideó en Zurich. Le Corbusier era un amante de los barcos, de los veleros, por eso sus diseños tienen mucho que ver con los camarotes (aprovechando el espacio al máximo, creador de los placares, por ejemplo), con las velas, en fin, con lo que tenga que ver con embarcaciones marítimas. La curadora de esta muestra, Heidi Weber, es además de admiradora y amiga del artista hasta 1965 (en que fallece Le Corbusier), la persona que ha difundido sus pinturas, esculturas, tapices y muebles, no sólo en el Museo de Zurich sino en el Reina Sofía de Madrid y ahora en Manantiales. Todo con la pretensión razonable de que el gran arquitecto no opaque al artista. “Le Corbusier pasaba la mañana pintando y de tarde se iba a su estudio. Sus ideas surgían de mañana porque nacían del arte”.

Al recorrerla uno piensa en Pablo Picasso, en Fernando Léger, las manchas, la paleta, todo hace pensar en las primeras décadas del siglo XX, en Paris. Y es que ningún artista puede ser apartado de su medio social, donde crea y se desarrolla. Uno de los conjuntos de obras es sobre el toro. El toro es una figura propia de España y por consiguiente de Picasso. “El monumento de “La Mano Abierta” — dice— Le Corbusier, contiene mucho de lo que hay en el fondo de mi pequeño corazón: una reflexión sobre nuestra estancia en este mundo en el que hemos sido designados para crear el Paraíso, que es, será y no puede ser más terrenal…” “La posibilidad de descubrir, de crear o de adquirir nuestro paraíso terrenal, a través del esfuerzo de atención y de amor que hay que saber prestar a los objetos de nuestro alrededor.” Otro grupo de obras expone sobre la figura de la mujer, dibujos originales, u óleos estupendos. Uno de los grandes aciertos, entre tantos, de este artista es el saber traducir su obra pictórica a las complejidades tridimensionales de la escultura. Debimos poner un ejemplo de las muchas genialidades que han sido presentadas en esta Fundación: Nos deja la riqueza de su creatividad, la certeza del genio del arquitecto del siglo XX y la proeza de poder disfrutar del arte que no es ni suizo, ni francés, sino enteramente de la Humanidad. Esta Muestra fue declarada de Interés Nacional por parte de la Presidencia de la República. De Interés Turístico por el Ministerio de Turismo de nuestro país. Contó con los auspicios de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República. Se calculó que visitaron la Muestra más de cincuenta mil personas.