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Carlos Tonelli

· septiembre 29, 2016 · Arte , Pintura ·

[blockquote]El objetivismo simbólico.[/blockquote]

Nace en Fray Bentos en 1937, este hombre que hoy se define como fernandino, a pesar de los reclamos familiares (sobre todo de su primo), ya que hace más de medio siglo que se ha instalado por estos lares.

[blockquote]…la enseñanza se asemeja a una balsa que está destinada para cruzar a la orilla opuesta…[/blockquote]

Fray Bentos tiene en el arte y en el Uruguay un encanto especial, entre otros nació y vivió allí Luis Alberto Solari. Solari fue su profesor de Secundaria, pero luego en su taller de Artes Plásticas, aprendió la maravilla de manejar el pincel y lograr la cadencia del Río Epónimo con sus luces, sus sombras; la suave semiplanicie de su suelo y ese paisaje tan del poema sinfónico “Campo” que Fabini expresó a través de la música y Tonelli lo transmutará en el color. En 1956 ingresa a la Escuela de Bellas Artes, en el Taller de Edgardo Ribeiro. Entrar en contacto con Ribeiro es descubrir la esencia del Taller Torres, al menos en lo básico de las enseñanzas de Torres García: la medida áurea, los claroscuros, el dibujo, los bodegones, los retratos… Gana una Beca Municipal, que lo lleva a Europa. Estudia en el Museo del Prado, copiando obras de Velázquez y otros maestros universales. En Paris conoció al Maestro español Luis Fernández, quien impactará en su vida en forma única. Estudia en el Museo del Louvre. Viaja a Bélgica y Holanda.

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«Autorretrato»

El Maestro español, Luis Fernández (de quien hace un magnífico retrato) amigo de Picasso, le transmitirá cómo buscar la esencia en cada objeto. La luminosidad especial, en cada obra. Por eso me explica Tonelli: “Ahí aprendimos a manejarnos con elementos ya conocidos, buscando “animarlos” de un contenido trascendente. El problema debía resolverse dentro de sí. De ahí nació la necesidad de denominar a nuestras experiencias “Objetivismo simbólico”. Esta denominación se nos impuso como una necesidad y obedecimos al dictado de una intuición profunda. No fue entonces bajo la pretenciosa idea de desarrollar una teoría artística, muy lejos de ello están nuestras intenciones.”

PROYECCION

Concursa en Secundaria. Da clases en Maldonado. Cuando José Enrique Bengochea es el Director de Cultura de Maldonado, le ofrece que organice la Escuela de Artes Plásticas y Visuales de la Intendencia Municipal. Allí trabajó intensamente. Tuvo alumnos de excepción.

También en Rocha es Director y docente en la Escuela Municipal de Artes Plásticas. Educó, especialmente a sus alumnos, llevándolos paulatinamente a través de los distintos niveles y desarrolló en ellos, a medida que progresaban en su conocimiento, el verdadero sentido de la objetividad en el arte. En una pintura objetiva el símbolo aparece como un lenguaje fundamental. Dice Cassirer: “La humanidad no pudo comenzar con el pensamiento abstracto o con un lenguaje racional. Tuvo que pasar por la edad del lenguaje simbólico, del mito y la poesía. Los pueblos primitivos no pensaban en conceptos sino en imágenes poéticas. Hablaban fabulando y escribían jeroglíficos.” Obtuvo Premios del Salón de San José, en la Bienal de Salto, otros internacionales. Dentro de los muchos que logró, está el Premio Figari del 2002 que le da el galardón para la resonancia internacional que ya tenía, pero que ahora profundiza.

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«Bodegón»

TRASCENDENCIA

[blockquote]… y cuando hubo alcanzado la otra orilla pensó. Esta balsa me fue muy útil… en consecuencia justo sería que la cargue sobre mi cabeza o mis espaldas y la lleve conmigo donde quiero que vaya.[/blockquote]

Entre los objetos que estudia, analiza y desarrolla en su obra están los símbolos. La simbología de la alquimia tiene para Tonelli un atractivo especial. Me explica una de sus obras:“La piedra blanca es un elemento dentro del proceso de la alquimia. La piedra negra, la piedra blanca, la piedra roja y la piedra dorada. La piedra negra es la sombra, el material inicial, el plomo; el blanco es lo que sigue en el proceso de transformación al oro. El rojo es el fuego que procesa el plomo en oro.”

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«Manzanas»

Desde el punto de vista plástico, su obra, puede establecerse dentro de un parentesco con el Arte Concreto y otras corrientes que se apoyan en la geometría. Pero ese parentesco es solo exterior. De la misma manera que aceptamos el cuadrado como lenguaje en Malevich, en Mondrian, o Noland, ya que ellos parten de las formas geométricas puras y buscan establecer una nueva semántica del lenguaje plástico. Tonelli parte de un “conocimiento” que se manifiesta a través de la geometría y que no se propone un fin estético. Ahora pinta meticulosas naturalezas muertas. Aluden a la fugacidad del mundo. La perfección de sus volúmenes, con un dibujo exacto, con un exhaustivo análisis de las formas, impresionan por el color, con un fondo oscuro o sumamente claro. Marcan su individualidad en el camino de la pintura espiritual, esotérica. Por eso:

[blockquote]Si con la ayuda de la balsa alcanzamos la otra orilla, ésta será nada más que un medio útil, pero no el fin último. El fin último es “la otra orilla”.[/blockquote]

Gracias, Tonelli, por todo lo que aprendí en una tarde gris, nublada de diciembre, charlando contigo y viendo tu magnífica obra, en esa casa-museo, que pronto estará abierta para todo aquel que quiera adentrarse en la exquisitez de un gran artista.

Desgraciadamente el nuevo siglo nos llevó una persona y un artista emblemático como Carlos Tonelli.

Nota: Las transcripciones pertenecen a Buddha.

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«Lapsis exillis» 1978