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G.Riva-Zucchelli

· septiembre 28, 2016 · Arte , Escultura ·

[blockquote]Todo encuentro es una cita.[/blockquote]

La cita esta vez es con Rebeca Starsky, en Punta del Este, para un encuentro con Riva-Zucchelli. Desde hace dos años trato de que nuestros tiempos coincidan con Rebeca, para hablar del escultor que fue su esposo, ya que sus obras están en espacios importantes de nuestro departamento y quizá no todos conozcan. Además de haber vivido muchos años en Laguna del Sauce, en su casa taller allí construida.

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«El ojo de dios»

Conocí a Guillermo y su obra desde hace años.Estuve en su casa de Punta Ballena, en “Carpe Diem”, admirando ese taller enorme, con bloques de mármol, artefactos para levantar las esculturas, y todos los instrumentos que emplea un escultor. Hoy escucho a Rebeca: “Guillermo era Ingeniero Civil, como profesional, realizó obras trabajando en SACEEM durante años. Recibió una Beca que lo llevó a Francia y a Europa en general, para estudiar distintos procesos del agua. Por eso sabemos que la Usina de purificación de aguas de la Laguna del Sauce la planificó y construyó él.” Rebeca recuerda: “Pasó días muy amargos en la predictadura y durante la misma. Primero fue una de sus hijas presa, luego él por el sólo hecho de pertenecer al Partido Demócrata Cristiano. Al salir de la cárcel se autoexilia en Buenos Aires.”

Primer encuentro con otro tipo de creación: Cuenta el mismo Riva-Zucchelli en memorias escritas por Mérica: “Estaba charlando con una amiga cuando me dijo: —Voy a clase de cerámica, ¿quieres venir?” Fue una atracción el Taller de Duncan Quintela en el verano de 1978. “El maestro me invitó a empezar un vaso. […] En el contacto con la arcilla ocurrió el milagro. Toqué con cuidado y aprensión el barro, empecé a apretarlo y una explosión inolvidable me recorrió el cuerpo. Aquel material blando, untuoso, acariciable, húmedo, dócil a la presión de los dedos, se apoderó de mí y me conquistó para toda la vida.”

La primera escultura fue una vela de barco que siempre tuvo con él. Trabajó allí hasta que tuvo su propio taller en Buenos Aires. Así comenzó su vida de escultor y si piensa en una fecha precisa dice: marzo del 59, en un puente sobre un pequeño canal de Venecia, y los tetrápodos de una escollera en Islas Canarias le inspiraron una escultura que se conoció en el mundo entero.

TRAYECTORIA

Luego vendría el Taller de Haydée Calandrelli para realizar bocetos en barro tomados del natural. Es cierto que sus continuos viajes lo habían marcado fuertemente, visitando exposiciones o museos: Rodin, Henry Moore, Jean Arp. “Cuando llego a la piedra, la primer pieza que hice en el Taller de Ramón Castejón fue una figura femenina acurrucada.”

Ya en Punta Ballena, 1989, un bloque de mármol rosa de Portugal, con una forma muy rústica, lo trabajó, completándolo con una flecha de negro belga, para que naciera “Ruptura”. Luego serían los alabastros “Interiores”, el “Ojo de dios” y el “Folio de Moebius” que hizo en Carrara.Pronto incorpora el movimiento, usando el agua junto al mármol. “La fuente Espiral” fue una obra que asombró por lo frágil que parecía, sin embargo cuánta resistencia y belleza juntas.

INSPIRACIÓN

“Al despertarme de madrugada, y sentir el impulso de la creación las piezas aparecen en mi mente como deben ser luego de finalizadas. Las nuevas esculturas se insinúan: absolutamente íntimas, producto de la inspiración inconsciente, que transmiten mis sentimientos más profundos y que no son ni torturados, ni tristes.”

LA VIDA EN CARRARA

Desde 1986 en que llegó a Carrara, al taller de Carlo Nicoli, este hombre y su esposa lo llevaron a ver las cavas de Fonticristi y Colonnata, “nombres que son sinónimos de los mejores mármoles del mundo desde hace dos mil años.” Allí la presencia de Miguel Ángel no puede pasar desapercibida, por eso se recuerda su frase: “Esculpir es quitar todo lo que sobra para que aparezca la forma que vive ya, dentro de la piedra.”

TRASCENDENCIA

La primera exposición pública fue en Galería Sur, con un catálogo sepia que fue recibido con mucha emoción por el artista. Una obra que comienza en Carrara, finaliza en su taller de Punta Ballena y hoy vemos frente al Swiss Bank de Punta del Este: “Espíritu del Océano” (1993), una esfera de 30 cm de diámetro, movida por el agua en un soporte oscuro de mármol. Otra escultura conocida por todos es la que está en Ruta 10, en el cruce con Ruta 12, en esta rotonda está el homenaje en “Monumento a los pioneros de Maldonado”. En la Parada 2 de la Brava, encontramos “Solidaridad”, hecha en piedra y cemento, en colores. En el MAAM se encuentran en su patio, varias esculturas de nuestro artista, para admirar, tocar, disfrutar. Cerca de donde estaba Marisconea en Punta del Este, hay un edificio que tiene una fuente de mármol, de Guillermo, dentro de su parque privado. En otros edificios y casas particulares se encuentran obras de Riva-Zucchelli. En Montevideo, en el Parque de Esculturas de lo que fue el edificio Libertad, está la “Democracia” de 12 toneladas de mármol de Carrara. Con todo, sus obras fueron mayormente vendidas en Europa. “A los 69 años, creo que la vida, ha sido conmigo de una generosidad que agradezco: tanto las mañanas en Laguna del Sauce con despertares de horneros, o las otras, en Carrara con amaneceres acunados por tórtolas toscanas, son apenas signos físicos, sonoros, de esa felicidad que me socorre.”

Agradecimiento: Agradezco el apoyo de Rebeca Starsky, de Raúl Sampayo y Silvia Martínez (quienes trabajaron en Punta Ballena con el artista mucho tiempo) y me proporcionaron el libro de Ramón Mérica, en este homenaje que le debíamos a un artista generoso con nuestro departamento.