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Gustavo Vazquez

· septiembre 29, 2016 · Arte , Pintura ·

[blockquote]Un lenguaje que nos regala  su imaginario interior.[/blockquote]

[blockquote]Aquí en Montevideo, albas madrugadas del mundo soñó mi corazón…[/blockquote]

Líber Falco

Dice Gustavo Vázquez:

“Nací en Montevideo en 1943. […] Comencé a pintar de niño en forma autodidacta. Trabajaba con óleos, pasteles, témperas y acuarelas. Mi casa y mi escuela fueron centros de estímulo. Me fui acostumbrando a expresar mis sentimientos a través de la pintura. Arranqué muy temprano, a los ocho o nueve años pintaba al óleo en forma autodidacta. Copiaba a los impresionistas o me ponía naturalezas muertas y trataba de plasmarlas en las telas. De los trece a los diecinueve años asisto a la academia de Bellas Artes San Francisco de Asís. El maestro italiano, Lino Dinetto, de muy fuerte personalidad plástica, hace que yo escape a la clásica influencia torresgarciana del medio artístico nacional. […] Un día veo la obra de un maestro chino: Zao Wou-Ki. La impresión me marcó y con esas imágenes me fui al exterior.”

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TRAYECTORIA

“A los diecinueve años viajo a Europa y en Africa a Egipto, con la academia. Serán siete meses visitando museos, escuelas de arte, talleres, en fin, haciendo un repaso general de la historia del arte. Sobre el final del viaje con veinte años recién cumplidos, tomo la decisión de dedicarme por completo y para siempre a la pintura; ese juego de infancia se convertiría en pasión. […] En los sesenta en Uruguay era casi impensable vivir de la pintura, así que debí inventarme la profesión, crearla. Es en esa Europa que tanto me había estimulado, París en particular, donde sentí que estaba todo el fermento necesario para la realización de mi proyecto.”

Francia fue generosa con este artista. Comenzó siendo estudiante con todos los beneficios que ello implica. Y continúa con une bourse d´etudes que le proporciona nada más que la felicidad de trabajar a la sombra de Notre Dame, sin problemas económicos. Tiempos de bohemia, donde la cultura se absorbía por todos los poros. Vive en la galería Haut-Pavé donde sólo exponen artistas de hasta 40 años. Estando allí, además de exponer, pinta una puerta que separa dos ambientes de la galería. En el 2008, viaja como siempre a Paris, luego de cuarenta años de haber permanecido en ese lugar. Y la excepción se dio. Pudo realizar una muestra nuevamente por ser un antiguo expositor. Son los llamados anciens. Se encuentra con otros colegas y con clientes que vinieron a saludarlo.

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Se encontró con la puerta pintada en 1968. Cuánto respeto por el arte. Vázquez compra acrílicos y pinceles y pinta la otra cara de la misma puerta. Dice: “Dentro de 40 años voy a ir a ver lo que pasó. […]Es allí donde aprendí el manejo profesional de un artista. Un momento muy importante en mi carrera. Fueron años de frecuentación de tantísimos creadores contemporáneos, extranjeros en su mayoría, que estaban allí como yo, cada uno con el bagaje de sus tradiciones culturales intentando captar el espíritu de la época y convertir sus símbolos en lenguaje universal. No puedo negar que fueron años cargados de un romanticismo muy especial… las vivencias de la bohemia parisina…” Sé que la abstracción es su lenguaje.

TRASCENDENCIA

“Todo tiene su tiempo de maduración y un día sentí que debía volver. Yo había nacido pintor acá y acá debía dar testimonio. A favor, el ritmo de vida, la gente, la naturaleza, el mar y el campo.

En contra, la falta de estímulos, un medio donde el arte no tiene mayor cabida; donde la buena pintura es algo que hacían los muertos […] Me aferré a la naturaleza y en un rincón de Maldonado entre San Carlos y el océano encontré aquello que tanto me hacía falta en Paris, el espacio verde abierto al campo y el horizonte de mar.

Es a partir de este apoyo que comienzo a echar nuevamente mis raíces. Desde hace ocho años abrí mi atelier al público en Manantiales, donde me instalo de noviembre a abril.”

Vázquez ha recibido premios en Uruguay y en Europa.

Ha expuesto en Norteamérica, en América del Sur, en el Caribe, en Europa. Son coleccionistas de sus obras personas y algunos países como EEUU, Francia, Italia, España, Venezuela, Chile, Cuba, Argentina, Brasil, Paraguay y por supuesto Uruguay. Y como él dice al final de su confesión vital, de noviembre a abril lo encontramos en Manantiales para gozo de los que sólo disfrutamos de su obra viéndola o de los que pueden llevarse a casa estos tesoros con sus pinceladas de color inconfundible.

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