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I. Rodriguez Srabonian

· septiembre 28, 2016 · Arte , Fotografía ·

[blockquote]Ráfagas del tiempo en Maldonado…[/blockquote]

Conocí a Ignacio Rodríguez adolescente, lleno de vehemencias e incertidumbres. Igual a otros jóvenes, que como él exigían la presencia de la Universidad de la República en Maldonado. Pero ya en el 2007, es un artista egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Es importante seguir estas huellas de personas del lugar que sienten una causa profundamente necesaria para ellos y sobre todo, para otros.

Unos saben que seguirán su camino, pero tienen la conciencia de que otros no podrán. Y este hecho ha marcado la carrera artística de Ignacio, sin duda.

También ese es un motivo de sentirme contenta de haberlos conocido, de habernos enfrentado en discusiones que hasta hoy continúan, de admirarnos al fin.

Este joven artista estudió en Bellas Artes, estuvo en la Universidad de Santa María de Río Grande del Sur, en Brasil; en Alemania, en la Universidad de Frankfurt.

“Siempre me interesó la imagen. A los 16 años hice un curso introductorio de fotografía con Alejandro Facal, que actualmente reside en España, y que fue un gran disparador para encaminarme hacia la fotografía. De todas formas, a esa edad me interesaban muchas cosas y no veía a la fotografía como un único objetivo. Creo que cuando entré al IENBA (Escuela Nacional de Bellas Artes), fui entendiendo mi conexión con la fotografía”.

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«Fotografías Invisibles»

PROYECCION

“Tengo una postura que valora mucho el trabajo en equipo. Creo que los intercambios tanto en Brasil como en Alemania fueron muy importantes. Pero de todas formas, las experiencias en colectivo las disfruto mucho pues hago hincapié en el proceso de trabajo. No sólo desde la creación sino desde otras producciones. Puedo darte ejemplos muy valorables para mí como la serie “Rostros invisibles” o “Impresionismos” en las cuales participaron personas de mi entorno y fueron indispensables para que esas imágenes logren decir lo que dicen. O al mismo tiempo, en experiencias como la de “FICCIONES” que realizamos el año pasado en la Fundación Atchugarry, donde se logró generar un espacio para la exposición, la investigación y la enseñanza porque existió un equipo incondicional que lo hizo posible.”

TRASCENDENCIA

(Espacio de Arte Contemporáneo), en la ex cárcel de Miguelete, un ámbito que pertenece a la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura. En ese lugar, transformado en sitio cultural, numerosos artistas plásticos de renombre exponen. Uno de ellos es Ignacio, que participó de una convocatoria que se realizara en 2009, llamada “Delitos del Arte” y que proponía al antiguo celdario como lugar para la intervención artística.

El trabajo de Ignacio Rodríguez es una foto instalación “MUTIS”. Como apasionado que es, y sabiendo que da clases en la Escuela Departamental de Artes Plásticas, se me ocurre que esa cualidad la debe transmitir a sus alumnos, o que ya seguramente fue descubierto por ellos. Por eso él me explica: “A mis alumnos trato de darles las herramientas para que ellos mismos exploten su potencial según sus intereses. Lo bueno de la educación no formal es que uno accede a grupos muy heterogéneos y con diversas inquietudes. Creo que es imposible separar mi propia visión del arte de la actividad educativa, aunque intento no ser una influencia direccional.”

La fotografía es arte, ciencia y experiencia humana. El lenguaje artístico fotográfico nació de la herencia de la pintura naturalista. Sin embargo, amplió su léxico gracias a la facilidad de hacer enfoques extremos. Este arte visual magnífico ha permitido a Ignacio exponer con éxito importante su obra.

PROYECTO FOTO 3 x 4

Así llamó a una de sus primeras exposiciones.

“Aquí comienza mi incomodidad con la fotografía. Este proyecto nace por accidente en una escuela para niños y adolescentes en situación de riesgo. Ninguno de ellos había sido fotografiado anteriormente. Siento que estas fotos son incapaces de decir algo. Quizá aquí muestro por exponer algo que nunca fue mío. Cristiano Kolinski, Lucrecia Greco y Guillerme Correa me acompañaron en este intercambio.”

“Fotogalería”, fue otra de sus exposiciones. Breve y escasa. Zigzaguea aquello que fue sueño y hoy derrotero débil de la memoria.

“Rostros invisibles”. Plantea desde un trabajo íntimo con modelos casuales la renuncia a la expresión de la pose fotográfica. A partir de allí se arma un conjunto de imágenes en blanco y negro que se ordenan en grupos de rostros desconocidos, en multitudes.

Se propone la posibilidad de reflexionar sobre el aspecto inmovilizador de la imagen. La pose como un problema intrínseco de la fotografía. Es decir, plantea una situación incómoda desde el vínculo fotógrafo-modelo hasta el encuentro con las imágenes y sus usuarios. La captura en este caso, es encierro, es frontalidad pura. Aquí la fotografía del retrato aparece desde una postura irresuelta.

“Impresionismos”. Como reflejo de “Rostros invisibles” en 2008 se enfrenta una serie que trabaja la problemática de nuestros estereotipos más cotidianos. Ubicando a los modelos en un marco propicio para la publicidad, las fotografías de “Impresionismos” dialogan desnudas frente a rostros que no pueden verlas. Ese momento decisivo que se busca es justamente el mismo en que muere el momento decisivo. Las imágenes en ambas series se muestran despojadas de toda representación, tan solo escenografía. El proceso de trabajo deja al modelo en un punto de vulnerabilidad que lo absuelve de la sonrisa o la mirada. De esta forma, volvemos a un estadio primario de la toma fotográfica donde terriblemente los cuerpos no pueden sino ser cosa.

“Maniquíes”: “Esta serie fue un descubrimiento,

dice Ignacio. Creo que tomar elementos como maniquíes tan agotados en la fotografía y poder decir algo desde una contemporaneidad que mira al pasado es un recurso que utilizo como una constante en mi trabajo. Por otra parte, tengo un apego especial por estas imágenes por el esfuerzo que significaron, por la renuncia a la fotografía como un trabajo individual y por poder enfrentarnos a nuestra propia casa, a nuestras rutinas.”

“Mutis”: Es la exposición que se muestra en la ex cárcel. Espacio para las huellas. Como una marca silenciosa e irreversible, MUTIS plantea el paso angustioso de un tiempo íntimo. Un objeto que anuncia una acción pasada, efímera.

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«Mutis»

Carga en su simplicidad, el valor estético de nuestras acciones cotidianas, de nuestros objetos básicos, de aquello que difícilmente veamos como prescindible.

HACIA ADELANTE…

Volveremos a apreciar la obra de Ignacio Rodríguez en un proyecto colectivo “SAMSA”. Podremos observar todo el arte que se logra con la fotografía cuando hay alguien lleno de talento detrás de la cámara. Hoy, además de dar clases en Casa de la Cultura, dirige el Centro Cultural Kavlin, lugar donde todas las formas que toman las Artes se cultivan.