[blockquote]Patrimonio de Maldonado.[/blockquote]
“Lo patrimonial es siempre una instancia de reconocimiento”.:dice María Simon, hablando de estos días de muestras, visitas, ojeando nuestro pasado para conformarnos como nación. Por eso he pensado en un lugar emblemático para Maldonado y a la persona que lo habitó durante mucho tiempo. Me refiero a la Casa de Burnett, y al artista plástico Jorge Páez Vilaró.
UN POCO DE HISTORIA
La vieja casona rosada de la calle Treinta y Tres y Dodera, fue construido por un ciudadano británico, Henry Burnett, pionero forestador para atajar las arenas que invadían la ciudad.
En 1864 venía de Montevideo un buque de guerra. A bordo viajaba un joven inglés de 19 años. Al pasar frente a la ciudad de Maldonado, se incendió. Un grupo de vecinos de la ciudad rescató a Burnett. Cuando despertó se encontró en la casa de una familia Rodríguez. Fue atendido por Carmen, la hija de la familia, de la cual se enamoró y prometió regresar para casarse con ella.
La casa que albergó al matrimonio es de estilo inglés, con un mirador, semejante al puente de un barco. Fue nombrado Vicecónsul británico en Maldonado.
Igual espíritu debió tener quien la comprara décadas más tarde, transformándola en un museo de Arte Precolombino en sus comienzos, constituida por cerca de dos mil piezas. Cubren estas obras de arte, un área desde México hasta el norte argentino. Luego, Jorge Paez Vilaró creó el llamado Museo de Arte Americano de Maldonado, el famoso y admirado MAAM. En su entorno enjardinado supimos apreciar esculturas al aire libre, de alto valor artístico. Premios de pintura, clases de artes plásticas. Hoy sólo espera que el estado disponga de algunos dineros para comprar este patrimonio, tan querido por la gente de esta ciudad, tan valorado por críticos de arte del mundo entero y que está a la venta. No podemos perderlo. No debemos. Hay demasiada historia entre esas paredes, mucho arte, mucha memoria.
INICIOS
Jorge Páez Vilaró nació en Montevideo, en 1922 y falleció en 1994. Estudió Contabilidad Industrial, pero su firme vocación artística despertó tempranamente, asistiendo a talleres de varios maestros del arte nacional. Al viajar a Europa estudia con Tapies, Millares, Feito, Fautrier y otros. Es amigo de Picasso y tantos artistas que vivían en Paris después de la guerra. Dice el artista plástico:
“En el apasionado recorrido, acompasé la acción generatriz del hecho plástico con una ansiedad investigadora que por gracia del destino y las comunicaciones, pudo alimentarse directamente en las fuentes genuinas, con los personajes acertados. Me considero un autodidacta, porque nunca tomé clases tradicionales… busqué mis propios signos. Dibujé y pinté sin cesar. Tuve contacto con líderes europeos que me interesaban, era la hora del Cobra en Holanda o en instancia del informal en Alemania y España.”
También estuvo en contacto con Vicente Martín y el italiano Lino Dinetto, en nuestro país.
TRAYECTORIA
Es tan amplia, que es imposible anotarla toda en estas páginas. Pero en forma sintética decimos: prologó más de cien exposiciones. Dictó conferencias en el paraninfo de la Universidad, amigos del Arte, Museo de Chile. Por sus valores fue designado varias veces miembro de la Comisión Nacional de Artes Plásticas. Fue Comisario en las Bienales de Venecia y San Pablo. Delegado en certámenes de España, Chile, Argentina, Kassel, Medellín, Valparaíso, Cartagena, etc. En la Bienal de San Pablo concurrió como crítico, algunas veces, otras como pintor y también como integrante del Jurado de Premiación Internacional. Creó al fin, el MAAM, llamado a ser uno de los centros culturales más activos del país y la región, en desafío que despierta la admiración continental. En este escenario organizó muestras internacionales, certámenes nacionales, exposiciones de homenaje, semanas de la cultura, conciertos, teatro, ballet, conferencias, encuentros, festivales, eventos. Fundó el Gran Premio para Arte Joven del Uruguay, que dio oportunidad a que aparecieran artistas hasta ese momento desconocidos. Compulsa ineludible para juzgar la temperatura de la plástica de vanguardia del país.
ALGUNAS CLAVES SOBRE SU PINTURA
Dice Jorge Paéz Vilaró hablando de su obra: “Sentí mi propio renacimiento creativo, cuando encendí con vehemencia la chispa que decidió la aventura de depositar en primer plano la imaginería de mis memorias. Intento armar la obra sobre el plano como un puzle, con una estocada directa que ya se da con dibujo, luz y grito incluido en la pincelada. El color sigue siendo el coro de la ópera. Estoy haciendo un arte que corre por el brazo, sin frenos ni semáforos, que nada tiene que ver con la complacencia.”
Pintó juegos tradicionales, (La partida de truco), retratos (como el de Frida Kahlo, Louis Armstrong, Gauguin, Barradas, Gardelito, algún autorretrato), escenas de playa, amor tanguero, café con gente, el tango fue una inspiración de mucho tiempo, Paisajes de Colonia y de Punta del Este, casi todos sobre tela y en algunos casos fibra, en acrílico y en un tamaño de 80 por 100 cm.
TRASCENDENCIA
Sus telas y dibujos se encuentran en importantes museos del Uruguay y en todo el mundo. También en colecciones particulares. Recibió condecoraciones en Brasil, Chile, México. Sus artículos aparecen en revistas de arte. Su larga actuación en la plástica como en todo el territorio de la cultura queda refrendada por cientos de escritos en la prensa internacional y en libros que abarcan el arte contemporáneo. Este hombre que dio tantas oportunidades a jóvenes de la plástica en Maldonado, que apoyó a amigos y a valores ya madurados en el arte, deja un tesoro de patrimonio tangible e intangible para el departamento y el país. Por tanto esa casa que construyera un inglés enamorado de todas nuestras bellezas y la riqueza atesorada por Jorge Páez Vilaró debe ser defendido y permanecer en poder del Estado uruguayo para beneplácito de quienes amamos el arte y para las futuras generaciones que al aprender nuestra historia, conocerán los valores intrínsecos de esta sociedad que hemos construido.