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Juan Manuel Blanes

· junio 8, 2017 · Arte ·

Hablar de Juan Manuel Blanes me ha resultado preocupante, desde el momento que es el Pintor de la Patria y su obra es tan grandiosa que habla por sí sola.

Nació el 8 de junio de 1830, en Montevideo, cuando la Patria aún no tenía su primera Constitución establecida. Recién sería jurada el 18 de julio, de ese año. Hijo de Pedro Blanes Mendoza, un español que trabajaba como repartidor de pan y de Isabel Chilabert, argentina.

Juan Manuel dejó su educación escolar para trabajar y ayudar a su familia, dada la situación del país.
Su inclinación por el dibujo estuvo siempre presente desde su niñez.
Finalizada la Guerra Grande se instala en un Taller en la calle Reconquista, donde se gana la vida haciendo retratos.

INICIOS

Se traslada a Salto con la que sería su esposa y su primer hijo Juan Luis. Allí siguió pintando retratos por encargo. Le regala una obra al Gral. Urquiza quien lo invita a Concepción del Uruguay. Allí pintó el Palacio San José, de Urquiza, que era presidente de Argentina. Allí vemos las batallas y victorias militares del general, retratos familiares.

Luego pintó la Capilla que este político le encargó, al lado de su palacio, allí encontramos sus pinturas religiosas. Regresó a Montevideo ya con su segundo hijo Nicanor. Recibió una Beca del Estado uruguayo en 1860. Estuvo cinco años en Europa, especialmente en Florencia con el maestro Antonio Ciseri, un academicista que marcará su obra tan naturalista en sus comienzos autodidactas.

TRASCENDENCIA

En Florencia pintó retratos y trabajos históricos nuestros, en gran formato. Los enviaba en barco para que el Estado los recibiera.
Cuando regresó proyectó abrir una Escuela de Dibujo Académico en Buenos Aires, pero no lo continuó.
En Uruguay viajó a Paysandú y retrató a dos militares muertos en la defensa de esa ciudad: Leandro Gómez y Lucas Píriz. El cuadro Ataque a Paysandú fue adquirido por Venancio Flores.
En esa época pintó a gauchos y temas costumbristas de nuestra campaña. Por ejemplo Los tres chiripaes, gauchos solitarios, El baqueano, La partida de taba, La taba, donde no son ni los héroes de la independencia, ni los vagos en los que se habían transformado. Todos estos tienen bien definido el rostro, detalles inconmensurables, y fondos con los colores de nuestra campaña o de los atardeceres, acompañados por alguna china, en la que también aparecían las costumbres de vestimentas de ese tiempo. Los pintó como flor criolla, adorno de nuestra tierra, ahondando en la mezcla de razas, india, española y negra. El gaucho de camisa blanca que aprieta su espada, en el “Juramento de los 33 Orientales” obra de óleo en tela de 3,11m x 5,64m, donde estudió y buscó rostros que semejaran los personajes que la historia ubica como los que desembarcaron en la Agraciada. Lugar donde va especialmente para estudiar los amaneceres de la zona, para luego llevarla al lienzo. Se encuentra en el Museo Blanes del Prado en Montevideo, que acaba de ser restaurado por especialistas.
El retrato de Artigas rompiendo las cadenas, en la Ciudadela. Sigue siendo el Artigas oficial, que tenemos en las Escuelas, Centros de Enseñanza, lugares públicos.


Mientras pinta la historia viaja a Argentina, a Chile a Paraguay. En todos estos países pinta héroes locales, batallas importantes para la independencia.
La fiebre amarilla, conmovió por su realeza, su tragedia y la diferencia de clases que establece, al ver junto a un hogar muy pobre, a dos señores que acuden y ya no pueden hacer nada.
Dejo expresamente para el final, comentar sobre el retrato de Carlota Ferreira. Mujer que llegó a su taller para que hiciera el retrato de su esposo de quien era viuda. El detalle que podemos apreciar en toda esa obra, está en el Museo de Artes Visuales. Pero lo importante de este trabajo ha sido inspiración de cantidad de artistas plásticos que la han adecuado a su pintura, tanto con colores distintos a Blanes, con una iluminación expresiva, que la hace también hermosa. Tal es lo que realiza con esa imagen Mercedes Salazar, por ejemplo. En cuanto a su geometrización, en partes o entera, lo transporta a colores rojos, negro, blanco, amarillo, Patricia Fernández.


Quizá deba comparar este retrato con las Meninas de Velázquez que también han sido tomadas como recurso de imágenes para traerlas a un tiempo moderno y de muchos cambios.
También ha sido motivo de muchos escultores, pintores y fotógrafos. Es la imagen de una mujer seductora, de la se enamora Blanes, pero también uno de sus hijos. La tragedia familiar lleva a que su hijo desaparezca en Italia, donde va Blanes a buscarlo.
Así en esa situación fallece en Pisa (Italia) en abril de 1901.
La admiración por sus trabajos, conmueve a todo espectador de la misma. Los detalles más hermosos de nuestra historia, son grandiosos. No mencioné toda la obra que hizo daría para un libro de muchas páginas, en colores para realmente mostrar la maravilla de su obra.
Basta pensar que los hechos históricos trascendentes, las figuras y sus retratos que fueron construyendo la patria, algunos cuestionados por la actualidad, otros que nos emocionan por la importancia de los hechos que establecieron hitos de una república que comenzaba a asomarse en el tiempo que Blanes vivió.