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Linda Kohen

· septiembre 27, 2016 · Arte , Pintura ·

[blockquote]La conjugacion de serenidad,  Sentimientos y belleza.[/blockquote]

En plena Ruta 39 vive Linda Kohen con su familia y amigos. En esa atmósfera sosegada y plena de belleza esta artista despliega su arte que mucho tiene que ver con la naturaleza que la rodea. Su casa fue antes del arquitecto Bonet y es un remanso de comodidad y la agreste belleza de los peñascos y las plantas ornamentales que circundan su espacio.

Nació en Milán, pero en el año 1940 su familia emigró a Uruguay. Eran tiempos de persecuciones, en Europa. “Desde esa época he vivido principalmente en Uruguay, con algunas estadías en Buenos Aires, en Miami, y varios años en San Pablo. He dibujado desde adolescente. Ya iba a clases de dibujo en Italia. En Montevideo estudio dibujo y pintura con Pierre Fossey luego con Eduardo Vernazza.”

En 1949 se integra al Taller Torres García, donde es alumna de Julio Alpuy y José Gurvich. Amiga de Augusto Torres, su vínculo torregarciano será siempre importante en su pintura, en su vida. Hablando de sus maestros Linda dice: “Dos maneras muy diferentes de enseñar: Alpuy, maestro estricto de la estructura, el color y de la síntesis que se realice en cada obra. Gurvich era lo espontáneo, el contacto continuo con la materia.”

Su vocación por la pintura es profunda. Su hacer es pintar su mundo, como ella lo describe: “Pinto en series, he pintado las horas de mi día, las calles que recorría, mi persona, mi casa, retratos, gente, la soledad de los hombres.”

PROYECCION

Sus series tienen nombre: “Soledades”, “Apartamento 141”, “Encuentros”, “La valija”, “Homenaje a Kafka”, “Retratos de la madre”, “El peñasco”. Son imágenes atemporales. Plasman lo inmediato a la pintura, a sus sentimientos, a su espacio vital.

Su obra es intimista. El arte intimista tiene antecedentes lejanos en el tiempo, no sólo los franceses Bonard y Vuillard, sino en ánforas y estelas funerarias de la cultura griega se encuentran temas de la cotidianidad del hombre. A mí me impresionaron siempre sus retratos y las ventanas donde la luminosidad da placidez y los deseos de poder atisbar lo que se oculta en la semipenumbra.

La interioridad de Linda se observa en sus pinceladas de óleo casi aguado. En sus ocres, grises, blancos y en ocasiones rojos y azules que profundizan su mundo personal. Es un acercamiento estético de un momento dado. Al recorrer su hogar, que también es su taller y donde expone sus obras: “LK, sus pinturas en su casa”. Compruebo que su espacio cotidiano es la extensión de su mundo interior: la serenidad de su mirada, de su hablar; los sentimientos que transparenta en cada obra; y la belleza que culmina su tarea artística.

TRASCENDENCIA

Para Linda Kohen

“En el quehacer de la pintura es importante para mi también exponer mis trabajos. En la exposición se completa el ciclo. Se concluye con el espectador quien lo cierra y es en ese momento que la obra cumple su destino.”

Es notable su energía. Ha expuesto en San Pablo, en Buenos Aires, en Montevideo, en Punta del Este, en Nueva York. En su casa uno encuentra obras realizadas a lo largo de más de treinta años. “Mi obra es autobiográfica” me comenta. Sin duda, es una manera de compartir su soledad y el goce estético como deseo de perpetuar a través de la pintura aquello observado a diario. Hilvanando, creando, con una sutil pero profunda sensibilidad femenina. Todas las series nos hablan de su exterior de la intimidad que adentro se desarrolla. Anteriormente hablaba cómo la ventana permite que la intimidad se exteriorice.

Primero cerrada, luego imperceptiblemente abierta, al fin, abierta enteramente. La casa, refugio sin duda, ante la agresividad del mundo exterior. La ventana es el medio que permite comunicarnos con ese mundo. También refuerza lo que está adentro, lo que es nuestro mundo, lo permanente. Los habitantes que pueblan las escenas de sus obras, son seres sin nombre que viven en un mundo sin tiempo. La intimidad se visualiza a través de las cosas que pinta: zapatos, prendas de color, camas, bolsos, las manos abiertas. La obra de Linda tiene un alto grado de refinamiento estético, propio de una artista que conoce a fondo su oficio; reconocida en muchas partes del mundo, pero sobre todo en Brasil, Argentina y Uruguay.

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«Gente de pie»

Su mundo personal es un canto al placer de convivir con los objetos que remarca en cada una de sus pinceladas. La artista es feliz al poder contar que una obra suya se expone en el Museo de San Pablo, en la misma sala donde hay un Picasso, un Torres García.

“El Gran Biombo”. Sólo hablaré de las últimas exposiciones realizadas, que incluye la de su casa, que es permanente, la serie de BIOMBOS y el laberinto. Son doce paneles de 183 x 65 cm , con 24 pinturas expuestas en el Centro Cultural Borges en Buenos Aires. Desde la puerta cerrada hasta el interior de la casa: el gran biombo; realmente una obra de una brillante artista.

EL LABERINTO

Exposición en el Centro Cultural de España. Montevideo. Instalación de 190 paneles negros de dos metros de altura, “dispuestos para generar un sistema de intrincados pasillos y callejones sin salida”. (C.C.E.) De acuerdo a lo que la artista explica, la obra es elegida con un propósito metafórico. Los corredores que parecen no tener desembocadura son la imagen de otras evoluciones interiores donde también pueden extraviarse los deseos, las emociones, los temores o los sentimientos. Históricamente el laberinto fue usado por los egipcios, y siempre ha sido símbolo de provocación el recorrido.

“Quizá por eso Linda Kohen se pregunta, si su laberinto es un espacio de diversión, un juego, un sitio para meditar, un viaje por las desorientaciones del hombre contemporáneo, una imagen de otros desvíos o bifurcaciones de la vida.” Esta joven artista de más de 80 años, proyecta ilustrar un libro, trabajo que ya ha comenzado. Un libro de cocina que hará con una persona de su familia, en donde las flores, hierbas aromáticas, comidas, vajillas, permitirán a Linda recrear su mundo propio. La cocina: sitio que recrea imágenes de objetos, sonidos y olores.Estoy segura que plasmará todo esto en la forma que ya nos tiene impactados: íntima y magistralmente.

Últimamente ha expuesto en la Fundación Atchugarry y en Garzón. Ha sido un éxito como no podía ser de otro modo.

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«Abrigo y silla»