María Mascaró es una artista que nació en Montevideo, el 19 de mayo de 1971. Trabaja temas de género, identidad resiliencia y justicia. En sus obras nos transmite el dolor, la muerte, el coraje, valor y fuerza para continuar a pesar de las trampas que la vida le coreo trabaja usando pintura, fotografía, objetos, dibujos, y escritura.
Sus inicios fueron autodidactas sobre todo en dibujo y pintura. A los 18 años se radica en Buenos Aires donde estudia serigrafía. Ha buscado siempre el equilibrio en lo que crea, a pesar de haber sufrido por los acontecimientos de la dictadura.
INICIOS
Cuando regresa a nuestro país, ingresa al Taller de Guillermo Fernández. Realiza viajes de estudio por varios países de Europa y de los Estados Unidos de Norte y América. Se radica por un tiempo en Londres, donde continúa su tarea de artística. En esa ciudad realiza su primera exposición individual en Nolia Gallery, y en Galería Sloane Graphics Swiss Cottage.
PROYECCIÓN
En 2012 regresa a Uruguay y forma parte de la fundación de Arte Contemporáneo bajo la dirección de Fernando López Lage. En 2016 funda la Colectiva COCO, junto a Catalina Bunge, Lucía Ehrlich y Natalia de León. El objetivo es expandir el arte contemporáneo en el mundo. Se basa en el error como cuestión de aprendizaje, analiza, construye y logra expresiones fantásticas en varios soportes y técnicas. Se transforma en una mujer ágil y controversial entre los medios que usa y las formas que emplea, producto de toda su experiencia adquirida a lo largo de una carrera que la pone al alcance de todos y todas.
Una de sus obras que nos emociona es Ciento cuarenta y seis camisa que se exhiben quemadas y dobladas, con los botones prendidos y los alfileres, prolijamente guardados dentro de bolsas de nylon. La intención es traer a la memoria a las mujeres que en marzo de 1911 en la ciudad de Nueva York, en la fábrica de camisas donde trabajaban, fueron quemadas 146 de ellas, sin la posibilidad de salir del edificio en llamas ya que los empresarios habían cerrado por fuera el edificio. Todo por la lucha internacional tratando de que las horas de trabajo fueran ocho y no más. Otro de los temas que emplea es la tortuga. Tortuga que esconde, que camina lento, pero con certezas, que da vida: delicadeza y paciencia. Otro tema son las matrioskas, donde somos una y todas las mujeres representadas con tonos diferentes que muestran el dolor, el amor, el entusiasmo, la fortaleza frente a un golpe.
La imagen de Marilyn Monroe por ejemplo, es parte de esta deshumanización que vivimos y como símbolo de la mujer que empieza a rebelarse y avanzar con su lucha, buscando un lugar trascendente en la sociedad contemporánea.
Ha recibido premios en Montevideo, en San Martín de los Andes (Argentina), en Alicante (España).
Para finalizar algo que nos cuenta: «Yo siempre tuve tortugas de mascotas, de ahí surgió la imagen y la referencia de la tortuga, son antiquísimas, tienen capacidad de superar y seguir, llevan su casa a cuestas. En la mitología china es un ser venerado, conecta lo espiritual y lo terrenal.»
Según Fabricio Guaragna, resulta todo un desafío sumergirse en su vasta vida, colmada de procesos intensos, de movimientos del alma. La suya es una existencia nómade.