[blockquote]Artistas radicados en Maldonado[/blockquote]
Arlt dice: “…para soñar hay que soñar con toda el alma”. La pintura es algo por lo que el espíritu (y no sólo la individualidad) del artista se evidencia.
Conocí a Mercedes cuando jovencita se instalaba en el Taller Maldonado, con su maestro y amigo Manolo Lima.
Eran tardes de crecimiento, de creatividad incesante, de amistad y docencia generosas. Mientras la música barroca inundaba la sala, los estudiantes absorbían el parco mensaje de Manolo. Dice: “Desde niña me gustó pintar pero lo empecé a tomar en serio cuando llegué al taller Maldonado. Tenía 20 años. Fue mi amor a primera vista, y ya nunca lo abandonaría”.
PERU
“Después debí viajar a Perú. Por cinco años. Seguí pintando y en contacto con el taller y cuando se realizaban muestras colectivas participaba”.
“Estudié en Lima con Cristina Galvez, una pintora muy reconocida en Perú. La figura humana tiene para mi todos los misterios. Allí estudié el desnudo. Pero — agrega rápido— los conceptos básicos ya los tenía de Manolo y hasta hoy me acompañan”.
REGRESO VOLAR SOLA Y EN COMPAÑÍA MUY ACERTADA.
Al regresar a su departamento natal se atrevió a exponer su obra individualmente: Museo Mazzoni, Centro Paz y Unión, Liga de Fomento.
En el exterior, por supuesto, la primera experiencia fue en Porto Alegre en una muestra colectiva invitada por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En Buenos Aires, en la Embajada uruguaya en esa ciudad. En una colectiva que viajó por las provincias argentinas, dejó recuerdos, amistades y admiraciones que la sorprendieron. “Formamos con Febles y Fodrini: “Ambito de Arte”.En esos años realizamos un gran número de exposiciones. Recuerdo sobre todo las del norte del Río Negro, en nuestro país.”
Hace años expuso en la Sala Vaz Ferreira y en la Enrique Finn, que está en el hall del Edificio Central de OSE. “Como allí no pude estar presente dejé un libro para que la gente escribiera lo que sentía al ver mi obra. Tengo frases inolvidables de esos momentos. […] Me presenté al Salón de San José y gané un premio”
Pero es evidente que el tema no le interesa. Su pasión es pintar todos los días en su taller en Maldonado. Ya antes de entrar uno piensa, ¿con cuántos tesoros me encontraré? Lo primero que me recibe es una bailarina flamenca. Y si —pienso— en algún momento tenía que aparecer lo andaluz, el llamado de sus ancestros. Antes fueron las callejuelas, ahora son las bailarinas con sus peinetones, sus mantones, sus volados en movimientos ondulantes, las castañuelas. En cualquier momento brota la guitarra… y me hacen guiños unas maderas con músicos que van integrando la orquesta. Estallan los rojos, se perciben los sentimientos. Los colores, las texturas nos hablan de una mujer creativa con trayectoria propia y pincelada decidida, que “sueña con el alma” y plasma en sus cuadros paisajes y músicas que la hacen vibrar como a sus antepasados de una España de la que ella no cuenta nada.
DOCENCIA
La docencia llena algunas de sus horas. Se entusiasma al hablar de sus alumnos de edades tan dispares y que tanto la remueven.
SER MUJER Y ARTISTA
Mis hijos han convivido con mi pintura, desde siempre. Son los críticos a los que atiendo por sus certezas. Jamás tocaron mis pinceles, mis telas, mi paleta. Mi marido se ha resignado a encontrar a su mujer con los pinceles en la mano en lugar de una plancha. Después de 25 años juntos se ha acostumbrado; lo ha aceptado o lo ha ganado la resignación”.
LO QUE HA DE VENIR
“Me gusta encontrar dificultades para superarlas técnicamente. Es un desafío constante”.
La repetición se vuelve concepción. Cada obra de Mercedes Salazar es una recreación, una ceremonia, una fiesta.