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Raúl Javiel Cabrera

· octubre 27, 2016 · Acuarela , Arte , Pintura ·

Cabrerita para todos y todas las personas que estuvieron cerca en su vida,  pero que es un acuarelista brillante que tiene el Uruguay.

Nació en Montevideo en 1919. Abandonado por su familia, pasa sus primeros años  en el Asilo Dámaso Larrañaga. Asiste a la Escuela José Pedro Varela hasta 5º. año.

Sus deseos constantes de dibujar se manifiestan ya en primaria.

Comienza a pintar vitrales. Asiste al Círculo de Bellas Artes de Montevideo. Estudia también en la Universidad del Trabajo, bajo la dirección de Guillermo Laborde. Son sus maestros Gilberto Bellini,  Pablo Serrano, y Carlos Prevosti, en el Taller Don Bosco.

Su vida transcurre internado en distintos hospitales psiquiátricos. En realidad se discute si realmente sufría de esquizofrenia aguda, o era un hombre solo, casi sin alimentarse, que deambulaba por las calles montevideanas, o asistía a la bohemia artística que se reunía en el Ateneo o en el Sorocabana. En esa época se reunían Idea Vilariño, Humberto Megget, Felisberto Hernández, Carlos Maggi, Tola Invernizzi y otros grandes de la pintura, la escultura y las letras. Allí aparecía con su vestimenta muy pobre, sus cartones, papeles o lo que encontrara para pintar. Había siempre, dentro del grupo solidario, quien le pagara una taza de café con leche que era casi su alimento esencial.

Se hace amigo del poeta  José Parrilla surrealista, quien lo lleva a vivir  a la casa de su hermana Lucy.

Cuando Lucy es desalojada llega a un acuerdo con el Dr. Cáceres, esposo de Esther de Cáceres, poeta que lo ayuda y protege, y además es el Director del Hospital Vilardebó.

Cuando viene otro Director a este centro de salud,  Cabrerita es enviado a la Colonia Etchepare, donde vivió treinta años.

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PROYECCION

No hay dudas de que Cabrerita era  distinto: carecía de alojamiento (sin ser los hospitales citados), su trabajo era su pintura, vestía como un mendigo, era muy tímido. Igualmente todos lo consideraban un artista importante.

En la década del 40 el poeta Parrilla originó una corriente a la que se uniría Cabrerita, y que luego se extendió a Francia y España: el Esterismo. Dentro de este grupo encontramos la serie de: “Niñas”. Acá llega a marcar un hito en el arte uruguayo, son trabajos  donde vemos lo mejor de sus obras, con un dominio de la témpera y la acuarela y  del contenido temático de sus pinturas.

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Dice Parrilla: “Estas niñas son vistas en otro plano del hacer o el creer, hay una línea que puede ponernos en contacto con una niña, el descubrimiento de esa línea puede darnos la clave  de un arte virginal. Las niñas de Cabrera, son un estado del ser en abstracción.”

La mirada de las niñas se fija en un horizonte que sólo él conoce, por eso tienen cierto halo de misterio.

El origen de esta serie, parece estar en una  niña rubia que vio una vez sentada en una escalera de una casa y que de alguna forma Cabrera tomó como inspiración, como obsesión quizá. Se llamaba Esther, y le dio carácter de eternidad. Pero no olvidemos que la poeta que lo ayudó también era Esther.

En un principio las niñas tenían una actitud serena, plácida, de manos cruzadas. Esa mirada llenó Paris con el afiche que informaba de su exposición.

Luego se perderá esa expresión y la mirada será dubitativa, débil, convulsionada, en colores  banales, de una dispersión lógica de acuerdo a lo que hoy sabemos de psiquiatría, o de la vida misma.

TRASCENDENCIA

Participa en exposiciones individuales en la Asociación Cristiana  de Jóvenes, en el Ateneo,  y en la XVI Bienal de San Pablo.

En nuestro país cada vez se habla más de él. Se le reconoce fuertemente.

La obra de teatro que lleva su nombre tiene el don de que se le conozca aún completamente en el país. El actor Carlos Rodríguez,  personifica al pintor.  Fue una obra itinerante no sólo en Uruguay, sino en toda América, Francia, España, Alemania…

Las acuarelas de Cabrera se exponen en Paris, en Barcelona y en Valladolid, realizadas por el gobierno uruguayo.

En la ciudad francesa fueron varias las muestras de sus obras por el éxito obtenido y por la mirada especial europea a un latino americano que llevaba temas nuevos.

Hay exposiciones permanentes en el Museo Nacional de Artes Visuales y en Galerías privadas, entre las más importantes la que se realizó en la ciudad de San Carlos con catorce de sus obras en cartón y acuarela que marcaba para el público toda su trayectoria, siendo su curadora la autora de estas palabras, con un tríptico que hacía apropiarse de una vida, tan azarosa pero a la vez con un encanto especial.

Desde el año 1985  se consigue el alta de Cabrera,  de la Colonia Etchepare y pasa a residir en la casa de la familia Luchinetti, quienes afectuosamente le brindaron  cariño y contención.

Fallece  en 1992 en la ciudad de Santa Lucía. (Canelones).

Esperamos que en esta síntesis de su vida, los que no lo conocían, encuentren que tenemos un acuarelista de primera línea, que salió del desamparo total gracias a su resiliencia, y que el arte fue su forma de darnos muestra de la grandeza de un espíritu que lucha casi inocentemente, por ser uno más.

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