[blockquote]La construcción del vacío.[/blockquote]

En todas las estaciones el bosque derrama belleza. En ese otoño-invierno aún quedan hojas que deslumbran por su color, su forma, el susurro al caer que aprieta la claridad que traspasa por entre los árboles. Caminando por un sendero, atraída por un letrero entre las ramas que dice: “ESCULTURAS”, llego a una casa espaciosa. En el camino de entrada comienzo a ver tesoros: formas, volúmenes que parecen esperar que alguien los descubra, los acaricie, los disfrute.

Es la casa de Raúl Sampayo y Silvy Martínez, escultores, artistas radicados al este del camino Eguzquiza. Es emotivo el descubrimiento ya que a la de artista debo agregar su don de personas encantadoras. Sabía de su existencia por ser los diseñadores y obreros de las famosas macetas que engalanan muchos de los jardines puntaesteños. De lo que no tenía idea era que ahora eran estos escultores magníficos con los que me encontraba.

MACETAS CON DISEñOS DE LA VIEJA EUROPA.

Estudiantes de arquitectura ambos, un buen día deciden realizar algo para jardinería que les remunerara su esfuerzo.

Así surgen las macetas de las que aún conservan en el parque de este museo-exposición-estudio que rodea su hogar.

Ahora el tiempo de crear macetas pasó, se vendió a otros que tienen una empresa en Buenos Aires y de la que aún se traen al país, a pedido de antiguos clientes.

INQUIETUD POR EL VOLUMEN

Desde siempre, esta inquietud existió en los dos. Un día se encuentran con Guillermo Riva Zucchelli y comienzan a trabajar con él en el Taller de Punta Ballena, durante años. Contribuyeron en el armado de la escultura que está en Ruta 12 y la Interbalnearia. Todos los años viajaban con el maestro a Italia a trabajar en Carrara. Pasaban todo nuestro invierno aprendiendo, compartiendo con grandes escultores del mundo entero. Carrara es el centro de los escultores del mundo, allí se encuentran desde coreanos o filipinos a europeos y americanos. Todos atraídos por el mármol. El paisaje cambia año a año. Los bloques son transportados o transformados en obras de arte desde Miguel Ángel a estos días.

Muchos artistas se han quedado a vivir en Carrara, como Jiménez de Heredia, un costarricense que tiene una obra en el Vaticano, en San Pedro. Es el único artista latinoamericano que tiene un trabajo en ese lugar Es un San Marcelino de tres metros de alto. Silvy acaba de llegar de Londres donde fue a diseñar y proyectar esculturas. Siempre se mantienen en ese deambular creativo, de Europa a La Barra y desde su jardín al europeo.

LA ESCULTURA

La escultura es el arte de moldear el barro, tallar la piedra, madera u otros materiales. La expresión redunda en volúmenes, se crean espacios. En la escultura se incluyen todas las artes de talla y cincel, junto con las de fundición y moldeado, y a veces, el arte de la alfarería.

Función de la escultura.

Si pensamos lo largo de la historia de la Humanidad, los iletrados y analfabetos (que siempre fueron gran mayoría) tuvieron a la escultura como transmisora que les explicaba los acontecimientos y conceptos. La función ornamental es a veces y sobre todo en el siglo XX la que más apreciamos.

Los antiguos griegos y romanos plasmaron en sus estatuas su concepción de “belleza ideal”. La escultura tiene dos grandes ramas, la estatuaria y la ornamental.Sampayo y Martínez usan mucho el mármol, pero también la madera (en especial la acacia y el ciprés), el hierro, el granito.

“El mármol es de los materiales más completos —dice Raúl — en la escultura, pero a veces nos pone límites. Por eso buscamos trabajar el hierro y la madera, también. […] Tenemos más clientes argentinos, paulistas y europeos que uruguayos. Por lo menos ellos son los que más nos conocen.”

TRAYECTORIA

La formación artística que empezó con Riva Zucchelli, siguió en varios estudios en Carrara. El Taller de Carlo Nicola y el Estudio Michelángelo, entre otros.

Raúl proyectó grabados en España donde vivieron dos años en Galicia. Viajaban a toda España, a Andalucía, por ejemplo. Allí hay obras de los dos.

TRASCENDENCIA

En Almería organizaron una plaza con ocho esculturas, dos hechas por ellos y otras por artistas entre los que estaban un búlgaro, rusos, un rumano… “Nos presentamos a todos los concursos que habían en España. Ganamos unos cuantos de ellos.”

También en Uruguay ganan premios como la escultura que está en el World Trade Center de Montevideo. Es una esfera de palitos de acacia. Uno piensa que pronto se desarmaría, al verla, pero en realidad ellos le dan un tratamiento que aprendieron en España. Es el mismo que en Pontevedra usan para que los canastos de mimbre les duren más. Una técnica de la Edad Media sin productos químicos que puedan envenenar la obra o el ambiente donde se instale. Ahora arman un faro para el Parque Rodó que ubicarán en un punto entre la Rambla y Sarmiento a dos metros de altura, y que como faro, iluminará un sector del parque. Esferas, campanas, nidos de hierro forjados mediante el fuego y el martillo, son piezas espectaculares por su tamaño y su belleza.

La serie de esculturas en mármol y granito negro (uruguayo, de Colonia) tienen la majestuosidad que sólo manos expertas como la de estos dos artistas que he descubierto en medio de un bosque de nuestra zona.

Han seguido su trabajo en forma constante. Recientemente abrieron su taller a todo aquel que quiso visitarlos. Han expuesto en el Cuartel de Blandengues unas obras en hierro enormes. En su atelier acaban de finalizar “il navío”. Otra de sus maravillas. Seguirán ofreciéndonos su arte, sin duda, cada vez más perfecto.