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Zoma Baitler

· junio 5, 2018 · Arte , Pintura ·

Un día en que regresaba de trabajar en la escuela, me encontré en el centro de Maldonado, una Galería de Arte.

Me impresionó una obra en tonos amarillos, ocres y verdes, que representaban un paisaje con puente creo que cercano al Arroyo Miguelete. Muy armonioso. Me transmitía una atracción especial. Vi su autor. Años más tarde lo encontraría pintando en el puerto de Punta del Este y en la Escuela 5. Allí se encuentra aún un homenaje a las maestras que realizó.

Era Zoma Baitler

Un pintor nacido en Lituania, en el shtetl Sianciai, pequeño pueblo judío cerca de Kovno/Kauna/Kauen, el 3 de abril de 1908. Nombres que le dieron a su pueblo los distintos gobernantes que tuvo: lituanos, rusos o alemanes respectivamente. Este lugar está situado entre el mar Báltico y Bielorrusia. Era Zoma el menor de seis hermanos, que no llegó a conocer a su padre, ya que este falleció cuando aún faltaban tres meses para su nacimiento.

Llegó a nuestro país en 1927. Fue ciudadano legal. Montevideo le debe haber parecido un lugar hermoso, después de una travesía en barco muy agotadora.

En su pueblo natal estudió pintura y dibujo con el lituano Paul Kaufman.

Asistió a la Escuela de Artes y Oficios y a la World ORT.

INICIOS

Además de lo expuesto, cuando llega a Uruguay, dominando varios idiomas, estaba preparado para progresar en este nuevo mundo donde construiría su familia.

Comenzó a trabajar como tipógrafo en la imprenta Latina, donde conoció a Juan Ventayol. Siguió en el diario El Debate, en Mundo Uruguayo, en diario Acción y luego en El Día. Escribirá además sobre su vida en todos estos periódicos.

Pero su vocación era la pintura. Cuando Joaquín Torres García regresa al país, fue uno de los primeros en acercarse al maestro del constructivismo, que lo aceptó como alumno. Estuvo en el Taller siete años.

Este hecho consolidó su técnica y realizó obras aplicando la medida áurea.

Pero siempre se manejó con lo que él sentía con respecto al arte pictórico.

PROYECCION

Viaja a Europa varias veces, estudiando a los grandes artistas plásticos, visitando museos y talleres.

Cuando regresa es nombrado miembro de la Comisión uruguaya de Bellas Artes y luego Agregado Cultural en un viaje diplomático a Israel.

Dicta Conferencias sobre Pedro Figari, Rafael Barradas y Torres García.

Pintó al aire libre, calles de la ciudad, estaciones de ferrocarril, aldeas, puertos, pequeños rincones llenos de color y de una fuerza en las pinceladas del óleo que dejaban una mancha que le daban a su obra las características del impresionismo.

Pintó lugares de todo nuestro país, ya que tenía un abono gratuito en el tren.

Viaja también a Africa del Sur, a Estados Unidos de Norte América y se establece mucho tiempo en Paris.

Fue un impresionista, luego post impresionista y al final podríamos pensar en el expresionismo con aspectos cubistas, en sus trabajos. Todos trascendentes, que se destacaron siempre y siguen haciéndolo.

TRASCENDENCIA

Uno de sus hijos, Luis, trabajaba una galería propia en la ciudad vieja, “Galería Río de la Plata”, en Montevideo. Allí se encontraban obras de las más diversas de su padre y de otros grandes artistas.

Realizó exposiciones individuales en nuestro país, en Europa y luego en Nueva York e Israel.

Las colectivas fueron en la Bienal de Barcelona, en el Salón de Otoño de Paris, en la Bienal de Quito, en la de Venecia y en la de Artistas Plásticos de Israel.

Recibió premios en nuestro país, en Brasil y en Argentina.

Fue un artista generoso, ayudó a muchos colegas para salir adelante con sus obras.

Un pintor así debe nuestro reconocimiento más certero. Observar sus obras en los museos montevideanos es un homenaje que no debemos perdernos.